27º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A
LA IMAGEN DE LA VIÑA
IDEAS PRINCIPALES DE LAS LECTURAS DE ESTE DOMINGO
- 1ª Lectura: Isaías 5, 1-7: En el siglo VIII antes de Cristo, Isaías, profeta y personaje en la corte del rey Israel en Jerusalén, reacciona contra la inmoralidad reinante y por el desprecio de la Ley. Denuncia la situación del pueblo de Dios y expone la imagen de la viña que produce solamente agrazones. Es un canto de amor por parte de Dios y un rechazo por parte de su pueblo.
- 2ª Lectura: Filipenses 4, 6-9: Pablo hace una serie de recomendaciones a los cristianos de Filipos. Describe cómo debe ser la comunidad que quiera ser fiel al Señor. La comunidad debe estar abierta al futuro viviendo en paz y en la acción de gracias, y buscando siempre lo que es noble y puro.
- Evangelio: Mateo 21, 33-43: Jesús propone una parábola dramática que resume la historia de su pueblo. Su muerte es el punto central de la historia en el que se encuentran los antiguos y nuevos viñadores. Las palabras de Jesús son duras. Se planteará una nueva viña que producirá frutos. Los frutos son las obras de justicia y de santidad.
1) Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Nuestra catequesis de este domingo se centra en la imagen de la VIÑA DEL SEÑOR. ¿Cuál es la VIÑA DEL SEÑOR? – Lo dice Isaías: “La viña del Señor es la casa Israel”. Y el dueño de dicha VIÑA es Dios; éste es el propietario, como lo testifica Mateo en el Evangelio. Y como dueño tenía una responsabilidad, la de procurar el bien de lo plantado en su viña, su mejor crecimiento. En este caso, “la entrecavó, la limpió y plantó buenas cepas” (Isaías); “la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar” (Mateo). Esto no es un cuento. Dios también ha hecho esto con nosotros: ha procurado nuestra salvación, ofreciéndonos medios muy eficaces para alcanzarla. Nos puso el sacramente del Bautismo para que fuéramos cristianos a través de él; nos mandó catequistas y ministros ordenados para que nos ayudaran con su Palabra a entender la vida de su Reinado. ¡Cuántas ocasiones de gracia!, ¡Cuánto abono y qué pocos frutos hemos dado a lo largo del tiempo! No es para deprimirse. Es sólo un toquecito para que nos despertemos.
2) Los criados de Dios: “Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados -los profetas- para recibir el fruto que le correspondía. Pero los labradores –los GUÍAS RESPONSABLES- agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon”. Veamos, en breve, lo que pasó a cada uno de ellos:
Amós murió asesinado de un mazazo por el hijo del sacerdote Amasías.
Miqueas murió despeñado por el hijo del rey Jorán.
Isaías murió cortado en dos.
Jeremías murió apedreado en Egipto.
Ezequiel murió asesinado en Babilonia por el jefe del pueblo.
Zacarías degollado por Joás.
Juan Bautista, degollado por Herodes.
Finalmente mandó a su Hijo y ellos “agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña (lo sacaron de Jerusalén) y lo mataron”.
Y podemos seguir nombrando gente de nuestros veinte siglos de arrendamiento. ¡Cuántos profetas (obispos, sacerdotes, religiosos, catequistas, hombres de Dios…) muertos o condenados al silencio, que es la peor muerte que puede sufrir un profeta…! Todos los días mueren los profetas en alguna parte de nuestro mundo…
3) Los arrendatarios somos todos nosotros, los nuevos responsables de la viña del Señor, de la Iglesia, una vez que le fue quitada a quienes la tuvieron durante dos mil años. Tenemos que hacer dos cosas:
4)
Primera que LA IGLESIA ES DE DIOS, NO NUESTRA, tenemos libertad de acción a la hora de trabajar en ella porque la ha puesto en nuestras manos, pero a la hora de los frutos nos va a exigir un producto. ¿Qué frutos? “Esperó de ellos DERECHO y ahí tenéis: asesinatos; esperó JUSTICIA, y ahí tenéis, lamentos”; sólo corre la sangre inocente y los lamentos de los oprimidos, de los hambrientos, de los hijos de la guerra, de los marginados, de los exiliados y asesinados…
La segunda cosa que tendríamos que tener en cuenta es que hay un tiempo de espera de los frutos por parte del Señor, que no es indefinido. Dos mil años estuvo el pueblo de Israel “jugando con Dios” y Dios esperando los frutos de conversión. Y otros muchos miles de años llevamos al frente de la viña del Señor y Él esperando frutos de justicia, solidaridad, derecho, amor, y nosotros dando sólo sangre, muerte, odios, envidias, injusticias, corrupción, insolidaridad, lamentos, rezos, sotanas bordadas, coches de lujo, catedrales, retiros, reuniones de todo género. A la luz de la Palabra de Dios, ¿podemos decir que son ésos los frutos que esperaba recoger el Señor? ¿No se estará terminando nuestro tiempo de convertirnos a Él?
5) El juicio: en ambas lecturas Dios elude hacer un juicio sobre los responsables: “Sed jueces entre mí y mi viña”, dice Isaías; “¿Qué hará con aquella gente?”, pregunta Jesús. Cuando nos llegue el momento a los cristianos de toda la vida y de “primera categoría” Dios va a hacer dos preguntas: A nosotros “¿Dónde está tu hermano que…? Y a los pobres de la tierra: “¿Te dio de comer cuando tenías hambre, de beber cuando estabas sediento, te visitó cuando estabas enfermo, te defendió cuando fuiste condenado injustamente…? Vamos a pensarlo este domingo en la Eucaristía y vamos a trabajar por todo lo que es “verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable… Y el Dios de la paz estará con vosotros”, como dice San Pablo en la segunda lectura de este domingo.
6) LO QUE HAY QUE RECORDAR TODA ESTA SEMANA:
¿No estará Dios desengañado con nosotros?
¿Qué juicio esperamos a nuestra gestión? AMÉN.
Fuente: Jesús Rafael