GUINEA ECUATORIAL/ MACRO JUICIO
EL RÉGIMEN CONDENA A LÍDERES POLÍTICOS ENTRE 14 Y 20 AÑOS, EN UN PROCESO JUDICIAL CAPRICHOSO
El macro juicio político-civil sobre la supuesta tentativa „golpe de Estado“ ha sentenciado a penas de entre 14 y 20 años de prisión a los dirigentes de la hasta ahora no legalizada FDR, Felipe Ondó Obiang, Guillermo Nguema Elá y Donato Ondó Ondó, y al Secretario General de CPDS y principal líder de la oposición, Plácido Mikó Abogo. En un proceso en el que estaban involucrados 144 ciudadanos, desde políticos hasta militares y sacerdotes, 68 han sido condenados y 55 absueltos. En este irregular proceso judicial, carente de las más mínimas garantías jurídicas, no se demostró cargo alguno sobre la supuesta conspiración. En diversos círculos políticos, la sentencia se atribuye a la falta de independencia judicial y a la intención del régimen de Malabo de aniquilar a la oposición democrática e intimidar al pueblo de cara a las próximas confrontaciones presidenciales.
Pedro Nolasco. Malabo, lunes 10/06/02 Con este juicio, el régimen del general Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, en el poder desde 1979, ha vuelto a demostrar su arrogancia contra el sistema pluripartista. Con el encarcelamiento del principal líder de la oposición, Plácido Mikó Abogo [condenado a 14 años y ocho meses de reclusión menor], sale así airoso de uno de los principales objetivos que hostigaba durante éstos últimos años, acabar con la Convergencia para la Democracia Social (CPDS), el único partido que queda en la oposición o al menos dificultar la carrera política de uno sus principales dirigentes.
En medio de una minúscula representación de los observadores internacionales y diplomáticos occidentales acreditados en Malabo, el presidente de la Corte del Tribunal de Apelación de Río Muni, Martín Nsue Ndong, sentenciaba indignamente a varios años de prisión a los líderes de la oposición democrática, como si de unos criminales se tratase. La sentencia no ha tenido en consideración el juicio oral y público, en que se demostró con toda luminosidad que no hubo ni pizca de conspiración. El auto de procesamiento no contenía sino las declaraciones imaginarias e inverosímiles arrojadas bajo agudas torturas y demás tratos inhumanos durante las criminales investigaciones policiales, como se constató durante el juicio. El principal testigo de cargo, César Elá Ondó [hijo del dirigente de FDR, condenado a 14 años y 8 meses], considerado por los autos como elemento „clave“ del proceso, negó sus declaraciones y dijo que se las forjaron durante las torturas. Esto es lo que ocurrió con la mayoría de los procesados. César es la única persona que citó a Mikó, de entre las tantas personas que le obligaron citar durante su martirio.
Sin embargo, la sentencia no contiene ni reconoce esta situación, que de por sí hubiera significado la nulidad del juicio, si fuera el país un régimen democrático y de Estado de derecho como se pregona a diario desde las más altas instituciones del Gobierno guineano. El Tribunal ha dado por cierto y sostenida en su dictamen todas esas imaginarias declaraciones, la mayoría firmadas por el jefe de cárcel, porque los procesados tenían los brazos enroscados y las muñecas dislocadas. En una escena sin igual desde que Obiang está en el poder, este juicio ha sido más bien, como lo esgrimieron los letrados, una „auténtica muestra a la opinión pública de hasta qué grado se emplea la tortura y se violan los derechos humanos en este país“, considerado como nuevo El dorado africano, por los aduladores de las libertades y el desarrollo de la humanidad. Esos fanáticos que no quieren reconocer que no porque un país sea rico lo son también sus habitantes.
Sin pruebas materiales ni testifícales, salvo las maniobradas declaraciones de unos ex tres oficiales del ejército y unos distintivos pegatinas con señal de cruz, símbolo de la tendencia democristiana de Fuerza Demócrata Republicana, sin embargo, el tribunal ha sostenido en su dictamen que hubo trama golpista, y como únicos antecedentes probados citó los contactos de 1997 en Douala (Camerún) entre los dirigentes de FDR y PP, Felipe Ondó Obiang y Severo Moto Nsá y la reunión informal de Oyem del mismo año, entre Ondó Obiang y unos decrépitos militares. Por estas dos razones, se ha detenido extrajudicialmente a numerosos ciudadanos, torturados vilmente y condenados a varios años de prisión mas una indemnización conjunta al Estado de 2000 millones de francos CFA. Los magistrados del tribunal de Apelación de Río Muni así como el Fiscal General del Estado, Antonio Nzambi Nlonga, deberían, a partir de ahora, reflexionar a cerca de su escasa categoría humana y profesional que han demostrado en este juicio sumarísimo.
Los nueve días que duró el juicio oral y público no fueron suficientes para que se comprendiera la naturaleza de una tentativa „golpe de Estado“ esgrimido por un desconcertante ministerio público que, en ningún momento, correlacionó las declaraciones de los propios procesados con las citas contenidas en su imaginario auto de procesamiento. Como era de esperar, tanto el público como los observadores internacionales se impresionaron de los pronósticos de puro montaje político del sistema, con el objetivo de deshacerse, como ya lo ha hecho, de los principales políticos que siguen plantando su sentido de oposición al régimen dictatorial de Guinea Ecuatorial.
Plácido Mikó Abogo (CPDS), Guillermo Nguema Elá, Felipe Ondó Obiang Alogo, Donato Ondó Ondó [de la FDR, condenados entre 14 y 20 años], Emilio Ndong Biyogo [de la UP, condenado a 14 años] y otros 64 ciudadanos, descansan ya en las celdas de Black Beach, no como presos delictivos ni mucho menos criminales, como pretende justificar el régimen ante la comunidad internacional, sino como verdaderos „presos de conciencia“, víctimas de un sistema político de un gobierno que se ha comprometido con la democracia pluripartidista únicamente para escaparse de las críticas y de los embargos de los donantes de la comunidad internacional.
En medio de un gran duelo, que se adueñó de los más de dos centenares de capitalinos que acudieron en el cine Marfil, en el mismo en que se sentenció a muerte al presidente Macías Nguema Biyogo, los guineanos veían, con toda impotencia, cómo nada más fallar la sentencia, la escolta bajaba inmediatamente a Black Beach a sus líderes y a sus compatriotas, sin que infringieran ley alguna ni se demostrara su culpabilidad en torno a los delitos que se les imputa. Pero estas escenas no son extrañas al pueblo guineano, doblegado durante su historia como Estado independiente por sistemas políticos oligárquicos y agobiantes. Como lo ha destacado la prensa española, aquí, en este país, los ciudadanos viven bajo „libertad provisional“ y nadie puede sentirse atenuado ni excluido de esta barbarie de lesa humanidad, de cuya salida sólo se puede augurar una solución salomónica.
En el contexto de las embrionarias y dudosas democracias negroafricanas, la actual situación política de Guinea Ecuatorial se registra como insólita. ¿Cómo de un plumazo un régimen puede condenar y encarcelar a todos los líderes de la oposición más representativa? La oposición democrática guineana, la que puede llamarse como tal, está representada por los partidos Convergencia para la Democracia Social y Unión Popular. La FDR, también se anuncia como una inminente formación política [al ser liderada por algunos emblemáticos políticos que ha tenido el país desde 1968]. Estas tres formaciones políticas, que constituyen por el momento el único contrapeso del gobernante PDGE, sus máximos dirigentes se encuentran en la cárcel pública. Fabián Nsue Nguema, Secretario General de UP, desde el 29 de abril, acusado de „injurias y difamación“ al jefe del Estado, Plácido Mikó Abogo, Secretario General de la CPDS, Felipe Ondó Obiang y Guillermo Nguema Elá, dirigentes de FDR, acusados de „atentado“ contra el jefe del Estado, en su grado de „conspiración“.
Este desconcierto político pone en entredicho la voluntad democrática del régimen guineano, porque toda democracia en la que no existe una libertad para todos, inseparable de la tolerancia y el respeto del pluralismo, es la mayor de las falsificaciones. Pero mientras se registra todo esto, las organizaciones intergubernamentales de las Naciones Unidas prefieren mirar a otro lado, despojando a Guinea Ecuatorial de uno de los instrumentos de presión y de sensibilización que contribuían al respeto de las libertades fundamentales y a la observancia del respeto de los derechos humanos.
Fuente: LD
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