El 25 de junio del año 2018 publiqué un artículo titulado "Estamos haciendo Historia"

https://https:www.guinea-ecuatorial.net/inicio.asp?cd=ni9838

Esto fue al finalizar un juicio en el que el dictador Obiang acusaba a Salomón Abeso de difamación, hace dos años. Y dije entonces con razón que estábamos haciendo historia.Y alabé la labor de algunas personas del grupo de Paris, el grupo CORED es el más destacado. A uno no le gustaron mis felicitaciones a esos compañeros de Coalición Cored. Ya os podeis imaginar quién fue. Está en la foto, pero ya no está con nosotros en París.

Yo quiero que los guineanos de a pie me aclaren si unas personas incapaces de valorar a otros, incapaces de sentarse a dialogar para lograr acuerdos que no satisfacen al 100% a cada uno, pero globalmente cumplen con la misión de orientar con grandes apoyos sociales una hoja de ruta de la oposición, incapaces de cumplir con la Ley cuando no les satisface, etc. digo, si esas personas o sus representantes pueden formar parte de un gobierno de transición de corta duración que organice un Estado libre y democrático donde finalmente el pueblo votará en libertad a sus representantes.
Yo respondo por mi parte que NO a esta pregunta. Los que respondan que sí, que me digan qué puede forzar a una persona a cumplir con la ley, a cumplir con las normas de la educación, a respetar a los demás, a respetar los resultados electorales, siendo esa persona un indisciplinado incorregible que le gusta hacer lo que le da la gana.
Una persona que no admite a nadie como igual y que se cree el mesías para gobernar (como un caudillo) Guinea Ecuatorial, solo puede admitir otra opción distinta a un proceso de transición pactado entre todos. O le colocan como jefe o le nombran jefe, de gobierno o de Estado. Es el elegido y como tal no necesita de los votos de nadie. Hay más de un líder que cumple con este perfil.

Cuando se diseñan procesos de transición, las personas que toman parte como jefes de gobierno y de Estado no suelen formar parte después de la lista de candidatos de las elecciones presidenciales inmediatas. Lo cual es obvio, porque si en la transición alguien tiene poder como jefe de gobierno o de Estado, puede "arreglar" las cosas para que en las próximas elecciones, ya democráticas, sea elegido si o si... y volvemos a la tercera dictadura. Y hasta aquí podríamos llegar después de 50 años con dictaduras.

Por tanto la única salida a la situación de Guinea es acabar con la dictadura y transitar con un gobierno de unidad por un trayecto hacia la democracia, un camino que ha debido ser negociado y aprobado por todos los agentes o fuerzas políticas que luchan por la democracia y que han sido capaces de sentarse con otros en una mesa de negociación, aceptando a todos y sin manipular, pensando en el bien de Guinea.
En esas negociaciones no es necesario contar con la dictadura, porque no tiene nada que aportar. No se debe contar con ella si queremos un verdadero cambio. Si los partidos y grupos se ponen de acuerdo, el pueblo se movilizará políticamente para ese cambio y la comunidad internacional premiará nuestros esfuerzos ayudándonos a desembarazarnos del tirano y su familia. Sin una alternativa, aunque el régimen esté caído, no se puede tomar el poder. Y la alternativa es el pueblo, es decir, toda la verdadera oposición. Y esto es tan cierto como que la Tierra es redonda, con permiso de los terraplanistas. La comunidad internacional no puede volver a ayudar a echar del poder a los déspotas sin que los partidos políticos se hayan puesto de acuerdo sobre el post-dictador. Es de cajón.

Hace más de un año los lideres de oposición recibieron una carta para que fueran redactando el bosquejo de un pacto de transición de la oposición verdadera. Una vez que tuviéramos todos estos bosquejos de vuelta, se entregarían a todos y después nos sentaríamos, fuera de Guinea, a diseñar un documento que tuviera en cuenta todas las aportaciones. Hasta la fecha no ha habido respuestas. Algunos de esos partidos sin embargo han participado en las rondas de conversaciones de la Fundación Toledo. Todo indica que son más propensos a cumplir los mandatos de organizaciones internacionales antes que a seguir planes creados por los mismos guineanos. El problema de esta última aproximación es que en el futuro Guinea no puede gestionar por sí mismo la gobernabilidad y se necesita que lo dirija un gobierno extranjero o una organización extranjera. Pero la comunidad internacional está para ayudar las iniciativas locales y no puede asumir el papel que los mismos guineanos deben desarrollar. El problema es MUY GRAVE.

Creo que todo lo que la gente guineana está planteando estos días en las redes sociales está muy alejado de este problema clave de la gobernabilidad o gestión y reparto del poder. Una sociedad que no tiene una tradición para la negociación o que no valora la negociación, es incapaz de convivir. Es incapaz de gestionar su vida política y social. Este es el gran problema. Porque en realidad hemos trabajado bastante para debilitar a la dictadura, que está muy débil, pero no tenemos las condiciones para gobernar porque hay problemas para poner de acuerdo a gente que no quiere ponerse de acuerdo con nadie o que solo saben mentir o manipular. Este es nuestro problema. Y la solución de este problema lo tiene la población: deben asumir la cultura de la negociación, la cultura del respeto a todos, en definitiva la cultura democrática. Y exigir a los líderes que cumplan con estas necesidades perentorias para salir del fango.

La otra solución es apartar del escenario político a unos señores para que otros asuman el rol que nuestra sociedad demanda en estos momentos: liderar entre unas cuantas personas un proyecto de transición a la democracia en Guinea, actuando con rigor y con el talante de HOMBRES DE ESTADO.