La oposición al gobierno tiránico de Guinea Ecuatorial ha dado pasos importantes que a estas alturas, a mi juicio, requieren de una coordinación interposicional para superar los últimos obstáculos hacia la liberación de la nación.

Lo que me gustaría señalar en este sentido es la falta de incisividad que parece existir, al menos por ahora, en la acción de fuerzas y grupos de nuestra articulada oposición. Lo que ven los observadores es un exceso de fragmentación, en el que resulta difícil identificar los contenidos y objetivos de la discusión que se desarrolla en el seno de sus sedes representativas. Y sobre todo, falta, o es muy débil, una retroalimentación (feedback) desde el territorio objeto de la liberación, con los ciudadanos implicados en las distintas medidas.

A veces da la impresión de que se dan pasos, se hacen publicaciones, propuestas, acciones, etc. y se toman posiciones sólo para conseguir un reportaje en un espacio web frecuentado por nuestros conciudadanos, una foto en las noticias o simplemente para que se hable solo de nosotros y no para activar iniciativas concretas.

Si se me permite decirlo, mi opinión es que la verdadera oposición, al menos la que no forma parte de los que calientan los bancos de nuestro parlamento tomando el pelo a la pobre población que dicen representar, avanza pero con tímida cohesión y coordinación.

El mensaje unificado es importante, así como lo es el papel y la referencia central de la representación. De aquí mi apelación a los lobos solitarios (en sentido figurado) y las formaciones políticas que no contribuyen en este sentido, recuerden que si se permitiera una opinión única con apoyo plebiscitario, estaríamos de nuevo bajo una dictadura,  por lo que les invito vivamente hacer un esfuerzo en la coordinación con las otras fuerzas en pro del objetivo común; Como lo recordaba el ex diputado Paolo Fontanelli, si cada formación opositora llamase partido, movimiento, plataforma, asociación política, etc. sólo se preocupa por mantener encendida su propia luz, ante el potencial de una tiranía como la que nos azota, eventualmente todas se apagarán. Y en cualquier caso, incluso a nivel local, la capacidad de activar nuevas energías será decisiva.

A través de las enseñanzas del histórico Gaetano Salvemini aprendemos que en un país pequeño, el desequilibrio social y el malestar resultante son suficientes por sí solos para producir una revuelta victoriosa, siempre que los grupos descontentos tengan preponderancia material sobre los grupos satisfechos.

Sin embargo, en los países grandes a los que se encaja Guinea Ecuatorial vista su complejidad, los grupos de la verdadera  oposición no pueden lograr la victoria a menos que sean numerosos y estén extendidos por todas partes sean estas territoriales que países externas influyentes. Pero su dispersión los sometería a los impulsos de las circunstancias locales, los llevaría a contradecirse, a eliminarse y a abortar todo movimiento, si todos no siguieran una dirección común durante la acción.

Por esta razón es necesario que las personas influyentes de cada grupo, aquellos que serán sus guías durante la crisis, los líderes,  tengan un conjunto de aspiraciones acordadas que los orienten y a cuya implementación todos contribuyan, cada uno trabajando por su cuenta, según las disposiciones del entorno local. Y este programa no se puede improvisar de la noche a la mañana: debe ser producto y síntesis de experiencias, decepciones, esperanzas, ilusiones, que existen desde hace tiempo y que ya han conquistado el espíritu de los oponentes. A estas alturas podríamos sostener que estaríamos en pocos bastante avanzados como propulsores al cambio pero faltarían todavía una difusión territorial coordinada. En definitiva, una gran revolución ya ha madurado en las conciencias cuando se manifiesta en hechos; No es sólo un desencadenamiento de la violencia, es sobre todo el resultado de un intenso esfuerzo de pensamiento, de una vasta renovación moral.
 


Con este presagio espero que pueda desarrollarse lo antes posible un debate en la verdadera oposición del país, tanto la organizada como la no organizada. En definitiva mi gran deseo a cada ciudadano guineoecuatoriano es que el 2024 sea el de cambio definitivo hacia una Guinea Ecuatorial mejor.
                         
                                 Amancio Edu