Guinea Ecuatorial celebra mañana elecciones presidenciales con la única duda del porcentaje con el que ganará el actual jefe del Estado

ALFONSO ROJO. Enviado especial

MALABO.- Y el vencedor es... ¡Teodoro Obiang Nguema!

La única duda es si el porcentaje de votos recogidos por el actual presidente se quedará en un discreto 80% o superará el 95%, como ocurrió en las dos elecciones anteriores. De lo que no hay duda alguna es de que Teodoro Obiang será reelegido presidente y con un resultado abrumador.


En teoría se presentan 13 partidos políticos, pero ocho de lo que aquí se denomina «oposición democrática» han formado una coalición destinada a apoyar al «candidato del pueblo». Que no es otro que Teodoro Obiang.


El hombre que gobierna Guinea Ecuatorial desde 1979, cuando derrocó a su tío Francisco Macías, que había ganado las elecciones organizadas 11 años antes por los españoles como paso previo a la concesión de la independencia, no tiene rival.


Ni dentro ni fuera del país. El único que podría hacerle ligera sombra es Plácido Mikó, líder de la Convergencia para la Democracia Social (CPDS), quien fue condenado el pasado junio a seis años de cárcel, acusado de formar parte de un delirante y fantasmagórico complot y que desde entonces se pudre en la tétrica prisión de Black Beach.


Corre por Malabo el rumor de que Obiang alista medidas de gracia y que, una vez pasadas las elecciones, liberará a Mikó. La realidad es que el presidente no corre riesgo alguno siendo generoso con sus rivales, incluidos los atribulados miembros del CPDS, un partido de cuadros, con cierta implantación en la capital y cuyos integrantes son mayoritariamente profesores, profesionales liberales y universitarios formados en España.


La organización de Obiang, el tentacular Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), lo cubre todo en este pequeño país tropical, que era uno de los más miserables del continente debido a las locuras perpetradas por Macías apenas lograda la independencia y que ahora goza de la tasa de crecimiento económico mayor de Africa.


Cada uno de los 13 partidos participantes en los comicios recibió una subvención oficial de 50 millones de francos CFA, que equivalen a 72.200 euros. Para denostar a sus contrincantes, Obiang recalca que sólo concurrían pensando en esos 50 millones. Tiene parte de razón. Al menos en lo que afecta a las ocho formaciones que han renunciado a presentar candidato y se han coaligado para apoyarle.


De los otros cuatro, tres respaldan también al presidente, aunque presenten candidatos para guardar las formas. Se trata de la Coalición Social Demócrata (CSD), cuya cabeza es Monsuy Asumu; de la Convergencia Social Demócrata y Popular (CSDP), liderada por Secundino Oyono, y de Unión Popular (UP facción parlamentaria), cuyo representante es Jeremías Ondo Ngomo. Los tres, Monsuy, Secundino y Jeremías, disfrutaban de puestos en el Gabinete o de empleo oficial de relumbrón hasta unos días antes de iniciarse esta campaña electoral.


Los únicos opositores que cuentan y poseen merecido prestigio, sobre todo ahora que la estrella del periodista y ex seminarista Severo Moto se ha apagado como la de otros exilados en España, son los hombres del CPDS. El candidato, excluido a la fuerza Mikó, es Celestino Bonifacio Bacalé, quien durante la tarde de ayer protagonizó un pequeño y emotivo mitin en un barrio de Malabo.A pesar del coraje y de sus esfuerzos, no hay un solo votante del CPDS que albergue la menor esperanza en el resultado que arrojen mañana las urnas.

A esa misma hora, Obiang asistía a misa en la catedral para «pedir a Dios apoyo» y unas horas antes, en la plaza del Ayuntamiento y rodeado por una bailante y ruidosa multitud, había celebrado su mitin de cierre de campaña.


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«Muchos palos y pocas zanahorias»

Se dice que las autoridades han distribuido 700.000 prendas de ropa con la efigie del presidente y debe ser cierto, porque no hay chófer, funcionario, chiquillo, mujer, tendero o empleado que no luzca una camiseta o un vestido en cuyo estampado no aparezca la cara y el nombre de Obiang.


Agustín Nze Nfumu, quien une a su condición de secretario general del PDGE un notable talento demagógico, afirma que su partido tiene 158.000 militantes, lo que supone que más de la mitad de los ciudadanos con derecho de voto están afiliados a la organización de Obiang.


Los opositores del CPDS denuncian que se incluya en el partido de Obiang a todo funcionario, por el hecho de serlo, que no se pueda ir a trabajar al lucrativo sector petrolero si no se tiene el carné del PDGE, que no te dejen emigrar a la ciudad si no te bendice la autoridad y que a los que están fuera les tocan «muchos palos y pocas zanahorias».


Sábado, 14 de Diciembre de 2002


Fuente: EL MUNDO (14.12.02)

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