Domingo, 15 de Diciembre de 2002

OPINIÓN

EDITORIAL

El Triunfo Anunciado De Obiang


Teodoro Obiang Ngema ha dormido plácidamente esta noche. No le han quitado el sueño las elecciones que se celebran hoy en Guinea Ecuatorial y en las que teóricamente se juega la presidencia para los próximos siete años ante 215.447 electores. De los 13 partidos inscritos sólo cinco se han atrevido a confirmar sus candidaturas. No merece la pena aprenderse los nombres de los jefes de fila de tres de ellos. Apoyan al actual presidente con el que mantienen relaciones excelentes, lo que les ha llevado a ocupar puestos en el Gobierno. El único opositor digno de mención es Bonifacio Bacalé y su Convergencia por la Democracia Social, un grupo de profesionales liberales y profesores con cierta implantación en la capital.

Nada conseguirá arrebatar hoy el triunfo a Obiang, un hombre de 61 años asentado en el poder desde hace 23. Sus armas son un control férreo del país sustentado por una guardia pretoriana marroquí inmune a la traición, un reparto de los cargos claves entre familiares directos y una aparente prosperidad económica basada en las prospecciones petrolíferas extranjeras que se han multiplicado por diez en los últimos cinco años.


El oro negro ha hecho que Guinea Ecuatorial no necesite pedir ya préstamos al Fondo Monetario Internacional que sigue denunciando que el 95% de la población vive sumergida en la más estricta pobreza, con menos de 210 dólares de renta per cápita.


Grandes compañías petroleras estadounidenses amplían cada día su producción en unas cifras que hasta ahora siguen considerándose como secreto de Estado. Obiang reconoce, en una entrevista concedida a EL MUNDO, que se extraen 200.000 barriles diarios. Directivos, de Tritón, una de las diez principales compañías extranjeras con pozos en el país, aseguran que la cifra hay que elevarla al menos hasta los 500.000 barriles diarios. El presidente se jacta de sus pequeños negocios locales -Forbes lo considera uno de los hombres más ricos del mundo-, de sus multiples hijos extramaritales y de su apartamento en París «para ahorrar en hoteles».


Nadie olvida que el secretario general del único partido serio en la oposición, Plácido Mico, se pudre en una prisión condenado en junio pasado en un simulacro de proceso. La creciente prosperidad, sólo al alcance de una pequeña oligarquía, no puede ocultar que la democracia sigue siendo allí una realidad imposible.



Fuente: EL MUNDO

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