En el epílogo del libro “Pallassos i Mosnstres” ‘La història tragicòmica de 8 dictadors africans’ Editorial La Campana (ISBN 84-88791-97-6) autor Albert Sanchez Piñol, he traducido completamente el texto en Catalán desde la pag. 239 a la 248

EPILOGO

En el capítulo dedicado al emperador Calígula de su ‘Vida de los Doce Cesares’, Suetoni divide la narración en un punto y aparte de la siguiente manera: “Hasta aquí hemos hablado del príncipe. Ahora hablaremos del monstruo” Siguiendo esta lección, nosotros tenemos suficiente en alterar ligeramente el enunciado: “Hasta aquí hemos hablado del payaso. Ahora hablaremos del monstruo”

Por encima de cualquier consideración, los personajes que hemos ilustrado son auténticos monstruos en el sentido literal del término: combinaciones de diferentes naturalezas que recrean un sentido puramente maligno. Reduciendo las concomitancias a los puntos comunes, de todos ellos destaca su capacidad para absorber y escenificar el peor de dos mundos en contacto: un poder subyacente ejercido con los medios de un poder foráneo. Los resultados fueron nefastos.

Por mucho que nos esforzásemos en describir la matanza, todo el universo lingüístico no encontraría las palabras justas. Así entonces, como se hace justicia a los miles, centenares de miles de ciudadanos asesinados por nuestros personajes? Como referirnos a los ‘piconadores’ (no le encuentro traducción a la palabra) de Macías que planchaban a los opositores? Como hablar de los niños Bastoneados en público por Bokassa hasta provocarles la muerte? Como recordar tantos opositores a Mobutu misteriosamente desaparecidos en la noche, o aquellos que fueron ametrallados únicamente por que buscaban diamantes en el fango y así perjudicaban el monopolio del ladrón? Como describir la ignominia de los testigos de Jehová obligados a copular con sus progenitores, en el Malawi del doctor Banda? Quien podría olvidar la emasculación ritual de Pedro Motú a manos de los sicarios de Obiang? Como evitar el escalofrío en citar los centenares de muertos por inanición en el campo de Boiro, en la Guinea de Ségou Touré? Quien puede prescindir de los miles de niños muertos de hambre en la Etiopía de Selassie, emperador del reino de Fades?

Peor aún: nunca sabremos los muertos y sus nombres de las víctimas, un número incalculable. En cualquier continente, el monstruo sabe que el crimen perfecto es el que nadie se acuerda. Que la falta de nuestra memoria no refuerce la impunidad.

Durante cerca de cien años Europa ejerció un dominio absoluto sobre los bastos espacios africanos. Pero a partir de los años cincuenta no tuvo otro remedio que conceder la independencia a los nuevos estados africanos. África aplaudió la medida. Había combatido para desligarse de los poderes europeos, que durante tanto tiempo le imponía su hegemonía. Ahora bien, no está tan claro que los africanos realmente quisieran las nuevas estructuras políticas que les fueron impuestas ( El Estado, la Administración, el Ejercito….). Tampoco es nada evidente que quisieran los grupos de leyes que les tocó aceptar. Y es obvio que no se sentían especialmente identificados con las nuevas fronteras, surgidas de un pacto entre potencias coloniales del cual fueron premeditadamente excluidos.

Uno de los peores defectos del colonialismo fue su inmensa capacidad para hacer creer que se aplicaba sobre una ‘Terra nullius’ un espacio vacío. Pero África existía antes de la conquista colonial. Los africanos tenían sus propias leyes. Tenían instituciones políticas. Modelos familiares propios. Creencias religiosas múltiples y sofisticadas. Estructuras sociales, económicas y productivas ( Hoy en día muchos europeos aún ignoran que el hambre, era un fenómenos prácticamente desconocido en el África precolonial ). No eran modelos idílicos, ni tan siquiera mejores que los europeos. Eran fórmulas diferentes de vivir la experiencia humana.

Con la concesión de la independencia se quiso aglutinar toda esta pluralidad en un sistema desconocido y ajeno al continente africano: el Estado. Y aún más, un modelo de estado muy preciso. En nombre del progreso se dotaba de los nuevos países de unas herramientas que, en teoría, tendría que servirles para desarrollarse: el estado de derecho, la división entre lo público y lo privado, la primacía de la familia nuclear, la separación entre Iglesia y Estado. (Esto último tuvo variantes: en las colonias Belgas y españolas prevalía la identificación entre catolicismo y estado)

Es obvio que no existía marcha atrás, que el África insertada de golpe y porrazo en las relaciones internacionales del siglo XX no podía prescindir del sistema estatal. Otra cosa era que el pasado “Bárbaro” fuera eliminado o en proceso de extinción. No era así. En seguida se hizo evidente que los “Arcaísmos” de las sociedades africanas continuaban vivos y se filtraban en la nueva África independiente. Enseguida se puso de manifiesto que no era tan fácil cambiar sociedades enteras por decreto. El constitucionalismo hacía aguas; resurgían las Fidelidades de Clanes y Étnicas. El Estado no conseguía imponerse a otras instituciones, la clase política mantenía discursos ambiguos, las religiones importadas no asumían el papel rector que se esperaba de ellas. Los nuevos Jefes de estado, en fin, no contaban con una administración solvente, ni con unos medios de comunicación poderosos, ni con recursos económicos para mantener las nuevas estructuras políticas.

El estado africano se derrumbaba inevitablemente. Solamente había una salida para garantizar la supervivencia: el autoritarismo. No es nada casual que en un mismo periodo de tiempo, y en un espacio tan concreto, sobresalieran tantos monstruos. A lo mejor podían haber actuado con métodos menos crueles. Pero imponer un sistema político determínate con el cual la población no se identificaba, o se enfrentaba abiertamente, requería necesariamente un alto grado de coacción.

En realidad, para los gobernantes africanos fue muy fácil decantarse por el autoritarismo. Y no tanto por que la tradición política africana los mandara en esa dirección si no por que era la única factible. Se orientaron hacia el autoritarismo por que su referente más cercano era el autoritarismo. Mas lejos de los discursos de las viejas metrópolis sobre los principios democráticos, aquello que realmente había padecido África bajo el colonialismo era una pura tiranía. La sumisión a la metrópolis estaba por encima de cualquier Ley o Derecho. Y la supresión contra cualquier revuelta era tan sistemática como brutal.

Los monstruos que hemos retratado (que se han retratado ellos mismos, tendríamos que decir) no inventaron nada. Solo tuvieron que copiar lo que conocían a la perfección: El modelo autoritario Europeo. Si nos fijásemos bien, ninguno de ellos no reivindicaba la figura de algún africano ilustre. (El África clásica y la lucha contra el imperialismo ofrecían una buena base de personajes para crear, o recrear, un imaginario propio) Bien al contrario. Amin era seguidor de Hitler; Bokassa un incondicional de Napoleón y De Degaulle; Macías, un seguidor declarado de Francisco Franco; Mobutu, de manera mas o menos consciente, copiaba con fidelidad radiográfica la RAPACIDAD del Rey Leopold de Bélgica, El primer paso, el esencial, fue imitar los regimenes de aquellos europeos que habían controlado su estado con mas fuerza. Que después degenerasen psicológicamente solo es un añadido.

Occidente no solo se limitó a generar, por pasiva, estos monstruos. Los mantuvo y encima los envalentonó. Mientras asesinaban a miles de compatriotas, Amin uso a los INGLESES, de los ISRAELITAS y de los RUSOS alternativamente y con una facilidad increíble. Las relaciones de Bokassa y los altos funcionarios de la República Francesa fueron GROTESCAS “ad nauseam”. A banda se le aplaudía en círculos elitistas de Inglaterra y Estados Unidos por que paraba el COMUNISMO (De verdad algún comunista podía ser peor que el doctor banda?) El caso de Mobutu no admite la menor excusa. Vete aquí un fenómeno único que los historiadores del futuro no se cansarán de estudiar. Un gángster se apodera de uno de los países mas grandes i mas ubérrimos del planeta, y lo reduce a condiciones de miseria inimaginables. La reacción del mundo civilizado? Primero, un complot dirigido por la CIA y las autoridades BELGAS que asesina al LUMUMBA, la gran esperanza Africana. Y a continuación haciendo cola en la oficina del ladrón que se corona en el puesto de Lumumba, alabarlo y abalagarlo, regatear y subastar a fin de obtener una porción de la carroña. El episodio de Ségou Touré es tan simple como absurdo: demuestra que un payaso aberrante puede obtener la venia de las democracias; solamente ha de ejercer su delirio hasta las últimas consecuencias. Con Haile Selassie seremos mas indulgentes, por que tiene sus orígenes en un mundo lejano y no es nuestra intención culpar Europa de todos sus males.

Pero que actitud se puede mantener delante de individuos tan execrables como por ejemplo Macías y Obiang? De todos los colonialismos, el Español ha sido uno de los mas deplorables en sus consecuencias. Macías fue, muy probablemente, el peor de los monstruos africanos Las cifras del horror son fantásticas, casi irreales. Uno de cada tres guineanos tubo que huir de su tierra. Otros muchos, miles y miles, ni tan siquiera pudieron escaparse: fueron asesinados por los sicarios del “MILAGRO UNICO”. Un éxodo de proporciones inimaginables y un holocausto ignorado en nuestras latitudes. Cuando esto pasaba, que hacían las autoridades españolas? Silenciar todas las informaciones procedentes de Guinea. El sucesor de Macías, un familiar próximo, por cierto, es un tirano que sobrevive en un época en la cual las dictaduras se derrumban en todo el mundo. Responsabilidad única de los Guineanos? Es dudosa. A mediados de los años novenita el régimen se debatía contra la presión combinada de diversos agentes sociales. Por desgracia, en aquellos momentos se descubrió petróleo en las costas Guineanas. Los nuevos ingresos permitieron a los sicarios de Obiang reforzar un poder que se tambaleaba. Mientras la dictadura garantice el flujo de petróleo, entones, Occidente parece dispuesta a mirar hacia otro lado. Por lo que hace la actitud de los sucesivos gobiernos Españoles, esta se puede definir de cualquier manera menos de combativa: en los mismos momentos en que OBIANG llevaba a termino vergonzosas purgas contra la oposición, representantes de intereses Españoles negociaban concesiones petrolíferas (REPSOL-YPF) Brufau & CO.

Nuestros estados han colaborado y colaboran en el sostenimiento del monstruo, d manera activa o pasiva. Un criterio pragmático nos argumentaría que las razones son mas poderosas que la razón, y que hoy en día la democracia no es mas que un Supermercado Universal. Aquí se hace inevitable pensar que la defensa del mercantilismo absoluto revela un ideario que se basa en el hecho de sustituir el elevado principio de ciudadanía por la noción de simples consumidores.

Más difícil es reflexionar sobre nuestra obsesión para expandir a comienzos del siglo XXI los Derechos Humanos con el mismo énfasis fanático con el cual predicábamos la Biblia a comienzos del siglo XX. En aquellos momentos nadie dudaba que los textos bíblicos eran el techo de la civilización humana, y por tanto no se discutía la conveniencia, solamente cuales podían ser los medios mas útiles para imponerlos. Hicieron falta inmensos esfuerzos de la antropología y de otras ciencias cercanas para que ponderasen nuestra actitud, para que asumiésemos que hay otros mundos, pero que están aquí y que son tan legítimos y tan ricos como el que nosotros hemos formado. Cuando los descubrimos, nos damos cuenta que sus habitantes no son salvajes, solamente son diferentes.

Los Europeos hemos abrazado la idea democrática. No hacía falta expandirla, solamente aplicárnosla. Por desgracia, Europa ha dirigido su propia historia a sabotear cortantemente y conscientemente los principios que la inspiran. Si Europa hubiese estado digna de su propio mensaje, los monstruos que hemos retratado no hubieran existido nunca. Pero este es un hecho poco revelador. Posiblemente el auténtico error no habita en el corazón de la tinieblas, si no en la tinieblas de nuestro corazón.

Miguel Vives Munné


Fuente: PALLASSOS i MONSTRES

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