Por: Dr. Samuel Mbá Mombé (Médico en activo)

Por mucho que quiera comprender a los que han decidido por enésima vez concurrir a las farsas elecciones organizadas por el régimen dictatorial de Teodoro Obiang Nguema Mbazogo desde el inicio del bochornoso proceso bautizado de democratización, no llego a encontrar ni un sólo argumento que me conduzca a tal comprensión. Al contrario, me encuentro con una amalgama de contradicciones y de precedentes que imposibilitan una participación plena en las confrontaciones electorales organizadas hasta la fecha y que han servido sin duda alguna para legitimar el poder ilegítimo que ejerce Teodoro Obiang Nguema Mbazogo en nuestro país.

Sin ánimo de sacar méritos a nadie, los que hasta esta parte han hecho el juego a la dictadura deberían saber que han trucado las esperanzas de nuestro pueblo en sus legítimas aspiraciones a una democracia plural y participativa en todos los sentidos. Los que siguen haciendo el juego deberían saber que no lo hacen por el pueblo sino por sus propios intereses ya que en los casi 17 años del proceso mal llamado de democratización, el régimen no ha mostrado ni un ápice de querer cambiar las cosas. Todo lo contrario, el pueblo sigue sumido en la miseria más absoluta a pesar del petróleo, gas, madera y demás recursos que están siendo despilfarrados por Obiang, su entorno familiar y algunos de sus adeptos colaboradores. La violación sistemática y flagrante de los Derechos Humanos en el país sigue siendo moneda corriente. Los presos políticos y de conciencia languidecen en las mazmorras del dictador en todo el país. El exilio guineano olvidado por el régimen. Es dentro de este mare mágnum de contradicciones que debemos situar el nuevo espectáculo a vivir el próximo día 4 de mayo de 2008.

No es nuevo el dicho que: “no se puede intentar curar la fiebre cambiando el termómetro”. Dicho de otra manera quizás mucho más comprensible, no son las elecciones que democratizan los países sino las leyes que previamente elaboradas y consensuadas por el conjunto de la sociedad servirían de garante en todos los procesos que se quieran llevar a cabo en el país. Sin embargo, estamos ante un régimen que sólo sabe imponer razón por la que todas las leyes que rigen el país han sido elaboradas y promulgadas unilateralmente y donde la participación popular ha sido nula. Ante esta situación, ¿se puede hablar de elecciones? La respuesta es un rotundo NO.

En política deberíamos ser respetuosos no sólo para con los demás sino y para consigo mismos. Los que han participado hasta ahora en los espectáculos electorales ¿están totalmente convencidos de que el régimen tiene voluntad política de cambio y que estaría dispuesto a admitir una derrota en esas elecciones que organiza y así propiciar una alternancia pacífica en el poder? Me temo que no es el objetivo del régimen. El verdadero objetivo de Obiang es perpetuarse en el poder con la anuencia de una oposición que se dice democrática pero que en realidad es una oposición domesticada dispuesta a aceptar los favores del dictador a cambio de acompañarlo en las llamadas Instituciones del Estado para su posterior legitimación tanto a nivel nacional como internacional. Ni una sola elección en Guinea Ecuatorial ha servido para experimentar algún tipo de cambio en el país si no es para rendir pleitesía al dictador y en este coro de animación está participando la llamada oposición entrecomillada en INTERNA cuyo modus operandi ritma con el del régimen al ser ésta-la oposición- la que pidió al dictador a no dialogar con la oposición exiliada.

Como han decidido una vez más participar en el espectáculo, sólo se les puede desear todo lo mejor en el reparto de los escaños y que después no nos vengan con los acostumbrados lloriqueos postelectorales.


Fuente: LD

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