Vaya por delante mi abrazo fraternal y satisfacción para todos los que recientemente han sido liberados en Guinea Ecuatorial por la consabida y no justificada (por ausente) ”magnanimidad” de quien sin motivos ni pruebas fue el directo y único responsable de su cautiverio: Obiang Nguema Mbasogo.

Esperemos que estos años de encarcelamiento injusto en condiciones infrahumanas no les hayan propiciado daños irreversibles de salud física y psíquica y que las secuelas puedan ser de inmediata recuperación con la ayuda de sus seres queridos y amigos, víctimas también de la arbitrariedad, ilegalidad y crueldad de la que fueron objeto. Les deseo, a todos, que lo antes posible puedan realizar las actividades que deseen y les permita el régimen.

En cuanto a mi enhorabuena hacia ellos, está relacionada con su comportamiento, firme y digno en cuanto a no claudicar ante las múltiples peticiones que se les han presentado por la superioridad para que efectuaran declaraciones o firmas de escritos en los que declararan posiciones ajenas a sus convicciones o alejadas de la verdad de los hechos. La negativa de muchos de los que ahora han sido liberados a seguir las directrices de quien dio la orden de su detención sin motivos ni juicios transparentes/justos, debe servir de acicate para todos los guineanos en la consecución de una Guinea libre real donde todos los ciudadanos disfruten de la protección y garantía de una justicia independiente y justa, sin miedos a ninguna represalia sobrevenida de quien ostenta el poder. Una justicia que ampare y no reprima y que solo es posible en un Estado de Derecho auténtico y no inventado o de atrezzo, como en el que está inmersa, desde hace años, la mayoría de la población de Guinea Ecuatorial. Hay que seguir en el intento de una Guinea, libre, justa, para todos.

Aun produciéndose con retraso (bastante) la ”magnanimidad” de quien rige de manera ilegal los destinos del país, hay que alegrarse de que sea haya producido. Bien entendido que la liberación de estos presos, no debe tomarse como una cuestión de gracia presidencial, sino como una cuestión de justicia ya que todos conocemos como se procedió para privarles de libertad. Hemos de lamentar que en esa lista no se encuentren todos los que fueron desprovistos de sus derechos por las mismas circunstancias que los ahora puestos en libertad.

Los objetivos perseguidos por Obiang con estas liberaciones (que no indultos) son variopintas y guardan una reciprocidad muy, pero que muy interesada en un futuro inmediato a favor de Obiang y el maquillaje de su régimen donde viene siendo cada vez más ostensible la intervención de brochas de origen made in Spain. Así que por un lado, se contenta a quienes dan la cara y avalan a Obiang a todos los niveles, mucho más tras la reciente mascarada de elecciones del 99% a favor del PDGE de Obiang que ruborizaría a cualquiera - mejor dicho y sin ambages – avergonzaría a cualquier gobierno que no las cuestionara, España sobre todo, necesitaba de un gesto magnánimo del dictador que además responde a una promesa hecha a los dirigentes españoles en su última y no menos controvertida visita al país ibérico y hasta hace unos días incumplida. Y por otro, había que preparar el asunto Moto, hasta el momento mantenido en el mayor de los silencios sobre su posible resolución (caso escabroso este para la administración española que tendrá finalmente que pronunciarse) ¿Seremos de nuevo espectadores de otra salida de pata de banco de quiénes quieren desprenderse de tan espinoso asunto salvando la cara y al mismo tiempo contentar a Obiang? No se sabe; pero la respuesta debe estar al caer.
Además, abundando en lo de las excarcelaciones, ¿cómo se iba a tomar la nueva visita que tiene previsto realizar Obiang a España con motivo de la Expo de Zaragoza? Había que responder ante tanta magnanimidad/condescendencia emanada en este caso desde el seno de determinados círculos de la clase política española hacia el régimen opresor de Obiang. Y Obiang ha sabido calibrar que no le quedaba otra para no dejar en mal lugar a sus avales internacionales. Como suele decirse con ese “gesto” Obiang ha matado dos pájaros de un solo tiro: revalida aún más las “elecciones” y demuestra su buena voluntad y mejor talante como dirigente. Es un toma y daca tan dado en lo que se dice es política y que para gentes de buenas intenciones y honradez requiere otras acepciones quizá menos “políticas” pero más en consonancia con lo que es justo y determinan los derechos humanos y la ética.

¿Qué reportará este “ráscame que te rasco” entre los dos países a la solución real del problema guineano? Hasta el momento ninguno apreciable, salvo la reciente liberación de los presos, todos ellos inocentes y víctimas de las peculiares circunstancias guineanas permitidas por la llamada comunidad internacional más interesada en buscar recursos energéticos para el presente y futuro y alguna que otra “regalía” que pudiera llevarse al bolsillo privado de algún “coordinador de la cosa”, que en condenar y hacer cumplir a quien los viola, los derechos inalienables de un pueblo sumido en todo tipo de carencias sin el menor rasgo de magnanimidad y sí con un prepotente abuso de poder.

Muchos calificaran lo que aquí escribo como radical, incluso colegas míos, más atentos a seguir en nómina que a difundir lo que su profesión exige a mantener a buen recaudo, libre de presiones e intereses: la verdad, la realidad sin tapujos ni manipulaciones, libre del dictado partidista de quienes a toda costa quieren hacernos ver las cosas del color que más les conviene para mantenerse en el poder. Nosotros, los periodistas, hemos de demostrar con nuestra objetividad e independencia a la hora de informar, analizar, etc., la importancia que representa la credibilidad y la verdad de los hechos para construir una sociedad realmente segura, bien informada, libre y al tanto de cualquier ilegalidad/atropello que puedan cometer los políticos, incluso con la excusa (a modo de escudo exculpatorio) de esa manida, irresponsable e insolidaria frase de: por el bienestar del país. ¡Cuantas injusticias se han producido en el mundo a la sombra de tan supuesto, muchas veces poco edificante, e inhumano, cacareado objetivo, cuando los hechos al contrario, demuestran cotidiana y machaconamente, que la intención es muy otra!

Por último mi deseo como siempre, de que la situación guineana cambie a mejor, al logro del tan ansiado cambio que viene expresando/deseando una gran mayoría de la ciudadanía, del pueblo guineano y que ello se produzca a través del diálogo y no la confrontación hasta que el cuerpo aguante. Eso sí; el cambio debe operarse por y para los guineanos, sin triquiñuelas o diseños exógenos que hasta el momento han resultado fútiles en toda la extensión de la palabra. En todo caso, los países pertenecientes a la comunidad y organismos internacionales deben hacer un seguimiento, serio, comprometido, objetivo, para que las leyes se cumplan sin bajones de diapasón interesados.

¡Suerte y ánimo a ese querido país, Guinea Ecuatorial, que no debe renunciar a lo que es posible y justo: ser lo más parecido a un paraíso con todas sus consecuencias! ¡También hay que dejar la rienda suelta a los sueños cuando estos se pueden hacer realidad con solo una porción de buena voluntad por parte de quien se ha atribuido esa potestad y responsabilidad!




Fuente: Propia

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