El juicio a Simon Mann

Malabo 17 de Junio de 2008.-

Hoy ha sido llevado a juicio el ciudadano británico Simon Mann, transportado en un vehículo acorazado y vistiendo el traje gris inaugurado por los presos políticos detenidos en 2002.

Al parecer hay otros detenidos que han sido llevados al mismo juicio, entre los que se encuentra al parecer un ministro guineano del actual gabinete dimisionario.

A Simon Mann se le acusa de ser el cabecilla del intento de golpe de estado de marzo del año 2004. Entonces, un avión B727 procedente de Sudáfrica y que hacía escala en Harare, fue obligado a permanecer en el hangar y sus ocupantes fueron detenidos. Junto a ellos se detuvo a Simon Mann, que residía en Zimbabwe hacía tiempo y se dedicaba a varios negocios relacionados con la seguridad y la venta de armas en combinación con el ejército de Zimbabwe.

Las autoridades de Zimbabwe les acusaron más tarde de haber intentado dar un golpe en Guinea Ecuatorial usando armas que iban a comprar en Harare. Simon Mann había comprado en otras ocasiones armas en Harare, pero esta vez la venta fue suspendida y él se sumó al contingente detenido en el aeropuerto.

La acusación de intento de golpe de Estado en Guinea a través de Zimbabwe no pudo ser probada y además las leyes penales de Zimbabwe no contemplan como hecho delictivo un golpe de estado en otro país, aunque sea realizado por ciudadanos del propio país. Finalmente fueron acusados de diversos cargos menores, como entrada ilegal al país para los pasajeros del avión, violación de normas aeronáuticas para los pilotos e intento de compra de armas de forma ilegal para Simon Mann. Estas acusaciones no tenían peso jurídico probatorio, pero fueron el resultado de los acuerdos conseguidos para la pronta liberación de los detenidos, los cuales fueron cumpliendo las cortas penas -una media de un año- y volviendo a sus países de origen, Sudáfrica y Angola especialmente.

Simon Mann tuvo que hacer frente a una pena mayor que todos sus compañeros. Tras cumplirla, fue entregado a las autoridades de Malabo en un acto más propio de unos delincuentes secuestradores que de funcionarios de justicia.

En efecto, mientras el abogado de Simon Mann recurría ante el Tribunal Supremo de aquel país la decisión de un tribunal de Harare autorizando la extradición de Mann, funcionarios especiales de la seguridad de Zimbabwe, bajo las órdenes directas de Robert Mugabe, convencieron al jefe de la cárcel de máxima seguridad para que les entregara al preso Simon Mann, explicandole que iba a ser cambiado de lugar. Tras el engaño, Simon Mann fue amordazado y vendado los ojos. Mientras le daban palizas durante más de 8 horas, fue transportado por la noche a Malabo, a bordo del avión de Obiang Nguema puesto a disposición para tal efecto. Se cree que los que estuvieron pegando a Simon Mann durante el cautiverio y traslado fueron funcionarios policiales guineanos.

Este secuestro de hecho y de derecho es una de las más importantes violaciones procedimentales que el proceso que hoy comienza su fase oral adolece y que un buen abogado podría y debiera exigir. El abogado que iba a defender a Simon Mann, Ponciano Nvo Mbomio, ha sido inhabilitado de forma ilegal por el ministro del interior y el fiscal Oló. El colegio de abogados, una organización privada supuestamente creada por los abogados guineanos, es objeto de graves injerencias, bajo coacciones graves, por parte de las autoridades guineanas. Usando tales coacciones, el ministro del interior y el fiscal Oló, han facilitado las cosas para que el juicio contra Simon Mann sea un paseo triunfal para José Oló, cuya ineptitud no quedará al descubierto esta vez. Enfrente, Oló tendrá a un ”amigo” con el que ya ha pactado cómo se desarrollará el juicio. El abogado defensor de Simon Mann, tras la expulsión ”manu militari” de Ponciano, será el ex-opositor Jose Pablo Owono, antiguo brazo derecho de Severo Moto, que completará su venganza iniciada cuando tomó parte activa en el desmantelamiento de la operación de Zimbabwe, como castigo a su jefe por no haberle ofrecido cargos importante en su autodenominado ”Gobierno en el Exilio”, cuyos miembros llegaron a cobrar importantes salarios mensuales en sus mejores momentos.

A los pocos meses de estar Simon Mann en la cárcel en Harare, Obiang, en una de sus numerosas visitas a Zimbabwe para atrapar a Mann, firmó con Mugabe un acuerdo de extradición.

Simon Mann ha sido llevado a Guinea en base a un acuerdo de extradición entre Guinea y Zimbabwe. Pero el hecho es que el acuerdo de extradición firmado fue posterior a los hechos que se imputan como base para realizar la extradición y de acuerdo con el derecho guineano y el derecho de casi todos los paises del mundo, rige el principio de NO RETROACTIVIDAD y por tanto no se puede aplicar a Simon Man una ley o acuerdo que fue erigido después de la supuesta comisión de los hechos que se le imputan.

El principio de NO RETROACTIVIDAD es uno de los más conocidos y sagrados principios del derecho penal e incluso de todo el derecho, porque incluso en el derecho administrativo también es aplicable, siempre por supuesto a favor del reo. Es decir que puede aplicarse la retroactividad si ésta es favorable al reo o al administrado, pero nunca, en ningún caso puede ser retroactiva una norma que va en contra del reo.

Esta violación grave de un principio básico hace que el traslado de Simon Mann a Guinea sea ilegal, o mejor dicho, antilegal, es decir, delictivo, porque se trataría de una detención y traslado ilegal que es por tanto un delito según nuestro ordenamiento jurídico.

No se puede detener a una persona por subirse a un mango -que no es delito- y luego sacar una ley posterior que condena a los que se suben a los mangos. Si la extradición no estaba vigente entre Guinea Ecuatorial y Zimbabwe cuando fue detenido Simon Mann en Harare, no se puede después extraditar, salvo que Simon Mann sea puesto en libertad y cometa después un delito contra la ley penal guineana que exija su extradición. Lo que se ha hecho es una burrada judicial. Si se quiere correjir la grave chapuza, hay que devolver a Simon Mann a Zimbabwe.

Todas las personas que conocen los elementales principios con que funciona el proceso penal, están de acuerdo que Guinea Ecuatorial es un país donde el dictador y su gente violan continua y gravemente los principios del derecho procesal. Independientemente de que Simon Mann sea persona no limpia o no, el hecho cierto es que Obiang ha cometido una grave violanción del derecho procesal guineano trayendo a Mann en las condiciones en las que ha sido traido y aplicando un acuerdo de extradición que no PUEDE SER APLICADO EN DERECHO.

Hasta ahora hemos visto dos vicios graves de forma o de procedimiento.
Sabemos que Obiang hace lo que le da la gana violando la Ley Procesal.

Ahora surge la pregunta ¿Por qué hace juicios de tal forma que éstos no tienen las condiciones para ser llamados juicios?. Si quiere hacer lo que le da la gana, pudo haber ido a Harare, secuestrar a Simon Mann con la violencia y los dineros y el petróleo, traerle a Malabo y tenerle secuetrado sin conocimiento de ningún juez. Entonces se sabría que Obiang viola el derecho internacional pero no miente.

Hay que ser un enfermo mental para hacer falsos juicios y falsas elecciones.

Otro aspecto relevante al caso de Simon Mann es que éste ha estado haciendo declaraciones desde la cárcel a medios de comunicación. En ellas se autoinculpaba aparentemente de forma clara. Según el derecho procesal, las declaraciones hechas por Simon Mann autoinculpadoras anulan todo lo que pudo haber declarado ante el juez en el mismo sentido o lo que es lo mismo, esas declaraciones no tienen ningún valor judicial o procesal y hay que empezar de nuevo. El juez tenía que haber declarado secreto del sumario y Mann no debía hablar si no era delante de su abogado. Mann, como cualquier reo, no puede hacer declaraciones que vayan en su propio perjuicio, nadie puede autoinculparse según nuestra ley procesal. Y si lo hace, esas declaraciones tienen nulidad de hecho y de derecho con todas sus consecuencias. Es decir que que todo lo que esté en el sumario que coincida con su declaración hecha a los medios, debe ser borrado. Lo que quede es lo que puede ser usado por el fiscal para acusar.

Eso es lo que dice la ley, pero en Guinea los jueces y los fiscales, legos en la práctica procesal y auténticos violadores de los derechos humanos como miembros de una dictadura, incurren con harta frecuencia en violaciones graves del derecho de los países civilizados, entre los que está claro que no se encuentra Guinea Ecuatorial.

Asistimos por tanto estos días a una de las tantas escenificaciones del hecho dictatorial en su modalidad de demostración de fuerza y poderío. Demostración que va desde las movilizaciones de fuerza en las calles intimidando a los transeuntes, hasta la violación continuada de la ley procesal, siempre al servicio del sátrapa cuya unica eficacia contrastada es el miedo y la muerte del ciudadano.

En lo demás, tras casi 40 años de terror e irracionalidad, Obiang es un auténtico fracasado como estadista.


Nvo Zang Okenve
Presidente de Foro Solidario por Guinea Ecuatorial

Fuente: interna

¡Nota importante!
El contenido de los artículos publicados no refleja necesariamente la opinión de la redacción de guinea-ecuatorial.net
Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos