23º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

LA CORRECCIÓN FRATERNA

IDEAS PRINCIPALES DE LAS LECTURAS DE ESTE DOMINGO
- 1ª Lectura: Ezequiel 33, 7-9: La misión del profeta es estar alerta a los acontecimientos para desvelar su sentido al pueblo, y así conducirlo por el camino de la conversión. El profeta anuncia los peligros para que el pueblo los evite. Al contrario, si no cumple su misión se convierte en insolidario con el pueblo.
- 2ª Lectura: Romanos 13, 8-10: Pablo continúa su exhortación sobre el comportamiento del cristiano en relación con el prójimo. Da consejos sobre la manera como deben vivir los cristianos. Quien ama al hermano le desea lo mejor y no le hace daño.
- Evangelio: Mateo 18, 15-20: Uno de los aspectos del amor fraterno es la corrección fraterna. No es tarea fácil, sin embargo, es una constante de la pedagogía de Dios. Amar al prójimo no es siempre sinónimo de callar, muchas veces obliga a hablar, orientar, guiar y corregirle caritativamente. La denuncia del mal favorece el bien.

1. Queridos hermanos y hermanas en Cristo: La catequesis de este domingo es reconfortante. Basta que dos o tres nos reunamos en el nombre de Jesús para tener la garantía de que Él está en medio de nosotros. Dos o tres no hacen falta más. Antes de la venida de Jesús, la presencia de Dios entre los hombres estaba localizada en el templo; hubo un momento en que nosotros los cristianos no le encontrábamos en otro sitio a más en el sagrario, algo que es verdad: está ahí. Pero el mismo Jesús nos ha dicho que está también en su PALABRA, en la COMNUNIDAD, en el HERMANO/A, sobre todo en el hermano/a necesitado, el que sufre la injusticia social. Está ahí. Tenemos la garantía que nos da hoy su Palabra. Por eso nos vamos a centrar en ver cómo se construye la comunidad y para qué sirve.
2. ¿Cómo se construye la comunidad?
- La base y el fundamento es el amor entre los hermanos. Nos dice san Pablo que “a nadie debáis nada, más que amor”. “Ama y haz lo que quieras”, decía Santa Teresa, porque el que ama hará lo que complace a la persona amada. “Amar es cumplir la Ley entera” Todos somos iguales a los ojos de Dios, porque todos somos hijos. Nuestras diferencias son de oficio: uno es zapatero, otro médico, otro militar, otro sacerdote… Pero todos iguales, ya que el ser perdonas e hijos del mismo Padre es tan importante que nos iguala a todos, por encima de las pequeñas diferencias de matices profesionales o situaciones sociales.
- El instrumento para construir la comunidad es la corrección fraterna. Tanto Ezequiel como el Evangelio nos pistas para llegar a la mutua corrección entre hermanos. Esa corrección no es un juicio donde hay que sentar al hermano en el banquillo de los acusados, para luego condenarle el resto de su vida. La corrección no nos convierte en acusadores de nadie, porque nosotros también tenemos muchísimos defectos. Se trata de guiar o aconsejar al hermano, es decir, se trata de estar vigilantes para que nadie se aleje de la comunidad y/o de sus obligaciones inherentes a su función. Ésta ha de ser nuestra preocupación fundamental porque cada persona tiene un valor infinito. Y en el terreno de la fe, sólo nos incumbe “proponer” y nunca “imponer” nada. Sólo podemos proponer la “conversión al hermano”, por su puesto de la forma más delicada posible. Y si el hermano no se quiere convertir que responda él de su conducta. Tú has terminado la misión encomendada. El éxito en la corrección fraterna es difícil por dos razones: la primera porque somos muy individualistas por naturaleza y autosuficientes por educación. Y la segunda porque Dios nos ha hecho libres. Digamos que Dios “se la jugó con nosotros”. En unos le ha salido bien y pudiendo hacer el mal no lo hacen; y en otros le ha salido mal y pudiendo hacer el bien, hacen el mal.
3. ¿Para qué sirve la comunidad? Lo primero y fundamental, como garantía de la presencia de Jesús. Él lo dice en el evangelio de hoy. En segundo lugar, porque la comunidad refleja a Dios, que es comunidad, es reflejo de la Santísima Trinidad, entraña en su naturaleza el misterio de la comunión. Este misterio no es algo ya logrado en plenitud. Es también proyecto. La iglesia vive este misterio de comunión ante el mundo, como sacramento. Donde dos o tres se reúnen en el nombre de Jesús, Él se hace presente y forma ese misterio de comunión. Él es el principio de unidad y comunión. Nosotros, estamos llamados a vivirlo con vigilancia. El centinela es el profeta que vela y recuerda cuál es la esencia más profunda de la comunidad, del pueblo de Dios. Es necesario estar vigilantes y cuidar de que la comunidad responda a su ser más profundo: la comunión. Cuando el Señor está en medio de nosotros, nos sentimos hermanos. Así somos capaces incluso de corregirnos con amor y aceptar la corrección por el bien de la comunión. Eso sí siempre desde la caridad y la comprensión, como el Señor es compasivo y comprensivo con nosotros.
4. LO QUE HAY QUE RECORDAR TODA LA SEMANA:
La comunidad la tenemos que construir entre todos sobre la base del amor mutuo y teniendo en la corrección y ayuda fraterna el instrumento más adecuado para mejorarnos mutuamente.








Fuente: Jesús Rafael

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